Hoy en día, la calidad de vida del ser humano se ha deteriorado por la visión antropocentrista que heredamos desde la Revolución industrial, manifestándose en una menor calidad de los productos, debido a la búsqueda de producción en masa, separándonos del consumo natural y de productos con la calidad que esto nos ofrecía; se dejó atrás la dedicación a la producción.
Resulta fascinante el incremento de construcciones sustentables en todo el mundo, donde la imaginación al diseñarlas no tiene límites, no sólo en cuanto a la creación sino también en cuanto a la adaptación de las mismas a las necesidades actuales.
El tiempo no sólo es dinero, es lo que ocurre dentro de nuestros tiempos lo que le da significado a nuestra existencia, y es justamente, nuestra casa, lugar lleno de confort y adaptaciones a nuestras necesidades, donde pasamos la mayor parte del tiempo de nuestras vidas. ¿Qué paradigma de nuestra vida cambia con esta idea? Nuestra casa no sólo es un escudo que nos protege de los cambios de clima; nuestro hogar interviene en nuestros estados tanto emocionales como sociológicos, biológico-fisiológicos y psicológicos, y no sólo le da sentido al interior, también transforma nuestro medio ambiente.
El 40% de la materia prima de nuestro planeta se dedica a la construcción, esto, además de deteriorar nuestro entorno, desaparecen los ecosistemas que alguna vez existieron. Esto resulta grave ya que de estos sistemas naturales depende tanto la distribución de la población, como eldesarrollo de ésta,donde las casas sólo se elaboran por el hecho de ser un bien económico , pero ¿Qué tiene que ver nuestra casa con nuestra calidad de vida?, ¿Qué pasaría si revirtiéramos las cosas y, en vez de tiempo, utilizáramos dedicación, y en vez de vivir protegidos de los climas recuperemos los sentidos gracias a estos?
Las casas hoy en día no incorporan los cambios que nuestros sentidos merecen: los cambios de luz dentro de nuestra casa deberían ser diferentes en los espacios que ocupamos, dándole a la vista los grados de descanso y activación que necesitan, donde los sonidos de un mundo alborotado no molesten nuestro descanso y sean parte de lo que somos ahora, donde los espacios acumulados de chatarra se vuelvan zonas productivas y contacto con nuestra naturaleza, donde la buena ventilación no abochorne nuestras actividades y, sobre todo, que la planeación de estos permitan que los materiales no tengan un fuerte impacto en nuestro planeta.
Las incorporación de estos simples detalles no es más que una simple visión de la relación directa que tiene nuestro cuerpo con la naturaleza, la vacaciones mismas son necesarias para la recuperación de nuestros cuerpos del trabajo, por esta razón una playa donde la brisa, el clima y el sonido del mar hacen que nuestros sentidos se relajen y se activen ante los cambios que la naturaleza nos ofrece, esta misma nos lleva a la recuperación de la misma biofilia.
Incorporar la naturaleza a nuestra casa deja de lado el pensamiento antropocentrista y evoluciona a un estado biocentrista, donde percibimos la realidad de este proceso exigiéndonos la participación de la conciencia. Es inevitable ver a la sustentabilidad como un estado de marketing dentro de las construcciones, que nos aleja verdaderamente de su verdadero sentido, un sentido que aun no percibimos, pero existe.