El calentamiento global es un gran problema del que todos sabemos aunque sea un poco, y probablemente es algo que en algún momento nos ha preocupado. Pero seguramente no hemos asimilado que es un hecho que todos creamos y aún más, a todos nos afecta. Para evitar su avance se requiere el esfuerzo de todo el mundo, pues uno sólo no es suficiente.
Así fue como la ONU creó un escenario en el que los países pueden generar medidas y recomendaciones, con el objetivo final de reducir la inferencia peligrosa del ser humano en el planeta, y donde las naciones integrantes se comprometen a brindar información sobre los logros y avances que desarrollan, para así generar un mayor intercambio de ideas compartidas.
La última comunicación de México en este foro, presentada en 2012, hace énfasis en su calidad de país vulnerable a los cambios climáticos, y su interés en la prevención de mayores problemas, mediante la creación de instituciones y leyes para hacer frente a estas adversidades así como reducir, prevenir y controlar los impactos ya generados.
México ha empezado a darle mayor importancia al tema de la sustentabilidad, ejemplo de esto es la participación en los nuevos objetivos para el desarrollo mundial o Agenda 2030.
Y es que para México son necesarios los cambios duraderos, enfocados a la igualdad social y económica, y la protección del medio ambiente. Y esto es lo que se espera que defienda en la COP21: un acuerdo global para luchar contra el cambio climático y sus efectos en la sociedad y la economía.
México ha preparado como Contribución Prevista y Determinada a Nivel Nacional, en el que expresa su disposición por alcanzar un acuerdo para conseguir la meta de no rebasar 2°C más en la temperatura mundial, además de la mitigación y adaptación de los gases de efecto invernadero y los Contaminantes Climáticos de Vida Corta, siendo ésta su principal aportación, pues estos gases son generadores potenciales de calentamiento global y su eliminación mejoraría la calidad del aire.
Además, esta mitigación será parcialmente solventada con recursos propios y no totalmente condicionada a los recursos y tecnologías que la cooperación internacional pueda proporcionar. La propuesta que hace es convertir las metas aspiracionales en metas obligatorias. Por lo que es necesario que se desarrollen las capacidades locales, y se haga uso de transferencias de tecnología y financiamiento derivados de la ayuda internacional, es decir, unir la participación de la sociedad civil, empresas, gobiernos y ayuda internacional que estos foros concentran.
Es muy interesante ver cómo la participación ciudadana se ha vuelto fundamental para la determinación de los objetivos internacionales, integrales e inclusivos. A nivel internacional resalta la Agenda de las soluciones, donde agentes no gubernamentales ya han generado iniciativas a gran escala o talleres participativos y una encuesta a nivel nacional, asimismo My World, una propuesta de la ONU que permite a las personas expresar cómo creen que se puede moldear un mundo mejor, brindando datos de lo que realmente les preocupa y en que se deben concentrar los esfuerzos.
Todo esto consolida la necesidad de generar acuerdos y objetivos a nivel mundial, pero estos se deben hacer de forma incluyente y conjunta, adaptándose a la situación real que se ve en cada región.