En esta ocasión decidimos presentar la entrevista que le hicimos a nuestros voluntarios internacionales, Lukas Suter y Christina Fruehe, ambos de Alemania. Lukas terminó su período de labor con nosotros en el mes de agosto de este año; Christina en agosto del 2014. Esperamos que nos lean desde sus hogares de origen y disfruten de esta entrevista tanto como nosotros disfrutamos de su estancia en Fundación Tláloc.
Nancy (N): Buenas tardes chicos y gracias por compartir un poco de esta experiencia con nuestros lectores…quisiera que me contaran, ¿Por qué decidieron hacer un voluntariado internacional?
LUKAS (L): Siempre me ha gustado viajar, viví 4 meses en Australia. Quería salir de la lluvia en Alemania (risas) y además no sabía bien qué estudiar. Investigué las posibilidades que existían y me enteré de varias propuestas, supe de lo que me ofrecía Fundación Tláloc, la analicé, me gustó y aquí estoy.
CHRISTINA (C): Tomé la decisión de salir fuera de mi país desde que tenía 16 años. No había viajado tanto anteriormente y quería hacerlo al terminar la prepa; pero no quería sólo viajar; busqué en Internet y me gustó mucho la idea de hacer un servicio, pero no sólo por meses, sino por un año. Creo que este tiempo te permite realmente vivir el lugar a donde vayas, aprendes la lengua, conoces la cultura.
N: ¿Cuál fue la reacción de sus familias cuando les dijeron que se iban un año a México como voluntarios internacionales?, ¿Fue fácil para ellos?
C: Mi mamá de joven viajó mucho, me entendió, pero al mismo tiempo fue muy triste porque somos muy cercanas. Mi papá a pesar de no entenderlo muy bien, aceptó y me apoyó. Lo más difícil para mí fue desprenderme de mi mamá. Para ella no fue fácil pues ya ha venido a México, conoce la problemática del país y había cierto temor por parte de ella.
L: Mi familia y mis amigos me apoyaron, todos me comentaban que México les parece un lugar muy interesante. Mi mamá sí tenía un poco de miedo, a primera vista lo que se lee en los periódicos o en Internet son malas noticias, entonces se imaginaban situaciones de peligro. Ya después mi familia y yo investigamos más sobre la situación y entendimos que Toluca es un lugar seguro y tranquilo. Me extrañan pero piensan que es muy valioso para mí, así que recibo su total apoyo.
N: Cuándo llegaron, ¿cuáles fueron sus primeras impresiones sobre su estancia?
L: Cuando me trasladé a Toluca y conocí la Fundación acompañé en un evento que empezó como a las 8:00 pm y terminó cerca de las 3 am, probamos mezcal y empecé a considerar que si así era el trabajo diario, entonces debería quedarme más tiempo (risas). El primer semestre lo viví junto a otros estudiantes de Latinoamérica; ellos ya tenían dos o tres meses en México cuando yo llegué. Con ellos hice muchas cosas, eran más o menos de mi edad.
C: Al principio tuve algunos problemas de salud por la altura, la diferencia entre mi país y esta región es importante. Cuando llegué a la Fundación no entendía muchas cosas pues mi Español era muy malo, sin embargo todos me ayudaron mucho, fueron muy buena onda. Llegué a vivir con una familia, en donde tuve hermanitos chiquitos y pues la relación con niños es más fácil, a través de la convivencia y el juego con ellos me fue más sencillo integrarme a mi familia mexicana.
N: En algún momento de esos primeros meses, ¿hubo alguna dificultad en que se cuestionaran qué hago aquí?, ¿cómo lo sobrellevaron?, ¿qué o quién los apoyó?
C: No, en ningún momento me arrepentí. Los primeros dos meses todo es nuevo, todos los días vives algo diferente. No tienes tiempo de cuestionarte o dudar. Tus pensamientos se enfocan a analizar lo que experimentas día con día.
Es muy importante tu preparación. No sólo te vienes acá y ya, fácil. Creo que ayuda mucho el que te prepares antes, por ejemplo, hablar con gente que ya salió del país o con familiares que hayan estado en más contacto con el país a donde irás y recibir consejos sobre lo que debes y no debes hacer en una región diferente a la tuya. Sirve de orientación escuchar opiniones y consejos.
L: Yo nunca pensé en arrepentirme o regresar. Yo hablé con una amiga de Monterrey y me guio un poco en cuanto a qué hacer y no hacer.
N: ¿Y la comida, qué tal? (risas), ¿Cuál fue el mayor reto culinario?
C: El picante. Al inicio yo no comía nada de picante, entonces fue difícil. Mi comida favorita han sido los pambazos.
L: Yo sí lo probé. Una vez me dijeron pica poquito, yo tenía toda la confianza, entonces le puse mucha salsa verde a mi quesadilla, e incluso media hora después todavía sentía adolorida la lengua (risas). Mi comida favorita han sido los tacos al pastor con queso y piña en tortilla de harina.
N: Al llegar a Fundación Tláloc, ¿qué proyecto fue el primero que les llamó la atención?
C: A mí las Buxas. Ese proyecto (Maye Ipefhi) fue en el que más me involucré. Hacer un proyecto con una comunidad indígena fue muy interesante para mí pues en Alemania no tenemos comunidades originarias. Cuando yo llegué el Centro Holístico de Capacitación estaba en construcción.
L: A mí lo que más me gustó al principio también fueron las buxas, aunque con el paso del tiempo me fui involucrando en otros proyectos. Lo que más he disfrutado han sido las noches de Bici-O, no es una actividad tan simple como se ve para los voluntarios, puedes ayudar las pixkis, no es sólo rodar.
N: El ambiente que se vive en las Noches de Bici-o es similar en las rodadas alemanas?
L: También tenemos algunos eventos parecidos. Tengo un amigo en Hamburgo que asiste siempre a algo llamado Critical Mass, es una rodada mucho más larga, dura aproximadamente 8 horas y viene más gente.
C: La cuestión con las bicicletas es algo muy diferente en Alemania, porque para nosotros es algo que forma parte de la vida diaria, entonces no hay la necesidad para tanta lucha. Tenemos algunos eventos y todavía hay cosas que mejorar. No en todas las ciudades hay suficientes ciclovías y no es súper fácil andar en bici siempre, pero es mucho más usual que aquí.
N: ¿Cuál fue el mayor reto al que se enfrentaron?
C: En ocasiones me perdía en el camión, pero al final no es algo de lo que se deba tener miedo. Sí, a veces pasan esas cosas, pero es algo normal, vas aprendiendo poco a poco.
L: El idioma. Tienes que expresarte muy simple cuando no sabes hacerlo correctamente, entonces no dices todo lo que quieres decir. Yo me enfoqué en aprender lo más pronto posible para lograrlo.
N: En todo este proceso, ¿De qué manera sintieron el respaldo de la Fundación?
C: Yo lo sentí totalmente. La Fundación no es sólo un trabajo, es una familia; te apoyan y disfrutas más lo que haces.
L: Sí, siempre.
N: ¿Cuál creen que es la aportación más valiosa que le dejan a la Fundación?
C: Es una pregunta difícil. Yo trabajé mucho en el proyecto Maye Ipefi; el asumir esa responsabilidad y atenderla permitió que se pudieran gestionar otros proyectos que también necesitaban la atención del equipo. Le dediqué mi tiempo, mi cariño, pues es algo en lo que yo creo. Pienso que todos los voluntarios dejamos nuestro punto de vista que enriquecen los proyectos.
L: Mi responsabilidad, el cumplimiento de objetivos, algo de mi esencia que espero que perdure.
N: ¿Qué es lo más valioso que se llevan de esta experiencia?
C: Son muchas cosas. Fue un año que me formó mucho. Muchas ideas de trabajo, proyectos, sustentabilidad. La convivencia con la gente, diferentes formas de trabajar. Cambió mi forma de decidir, de pensar. Maduré mucho. Abrí mis horizontes. Valoras las cosas de las que gozas en tu país y que en otros lados no hay acceso a ellas.
L: Fueron cambios que forman parte de un proceso que lleva tiempo, pienso que hay un cambio profundo que empezaremos a asimilar en la distancia. Valoras lo que tu país de origen te ofrece, por ejemplo en Alemania no importa si no tienes dinero, de cualquier forma si quieres estudiar recibes la mejor educación y los mejores servicios de salud.
N: ¿Le recomendarían esta experiencia a otros jóvenes?
L: No es algo para cualquier persona. Tienes que estar seguro de que quieres apartarte de tu familia y amigos; si nunca has vivido solo en un país tan diferente al tuyo tal vez puede ser difícil. Sin embargo, es algo muy valioso para las personas apropiadas.
C: Sí, apoyo la opinión de Lukas, pero si alguien tiene la intención de conocer más países y tiene este valor, la habilidad de adaptarse y flexibilidad recomiendo la experiencia.
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Gracias Lukas, Gracias Christina, por compartir un año tan importante en su vida y en las nuestras. Fundación Tláloc siempre será su casa, su familia.
Para mayores informes de voluntariado, escríbenos a [email protected], o bien visita nuestra página: www.fundaciontlaloc.org