La crisis ambiental que se veía venir desde la década de los sesentas tuvo dos teorías dominantes sobre su origen, la explosión demográfica y el crecimiento económico. Acorde a la filosofía dominante, rápidamente concentró esfuerzos en el control del crecimiento demográfico a nivel mundial. No obstante, el paso del tiempo ha evidenciado que el consumo excesivo, derivado de los modelos económicos predominantes, también es factor de rompimiento del equilibrio ambiental que soporta la vida como la conocemos.
Desde 1972, cuando la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano realizada en Estocolmo pusiera en la agenda internacional el término “medio ambienteâ€, cruentas batallas se han librado para tratar de poner de acuerdo la infinidad de intereses relacionados al desarrollo y el ambiente. Algunos eventos han resultado cruciales: La “Declaración de Cocoyoc†México 1972, puso en la mesa el derecho de los países en desarrollo a elevar sus niveles de vida y el compromiso de los países desarrollados, principales consumidores de recursos, para ayudarles; el reconocimiento del fenómeno de “calentamiento global†de origen antropogénico en 1979; la “Estrategia Mundial para la Conservaciónâ€, reconoció la necesidad de acciones mundiales a largo plazo como único medio para enfrentar los problemas ambientales; la edición de la “Carta de la Tierra†y la “Agenda 21†de Río de Janeiro 1992 y la más reciente Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de París 2015, mejor conocida como COP 21. (1)
La “Carta de la Tierraâ€(2) y la “Agenda 21â€(3) lograron por primera vez, integrar los principios de conservación y explotación sustentable del medio natural a los problemas sociales de distribución de la riqueza, la ayuda solidaria entre las naciones, el reconocimiento del papel de los grupos sociales marginados y las estrategias jurídicas, educativas, tecnológicas, financieras y de difusión, para enfrentar los problemas relativos a la sustentabilidad de las actividades humanas en todo el orbe. No obstante que la Cumbre de Rio contó con insólita participación, los acuerdos resultantes carecieron del carácter vinculante que se esperaba, principalmente debido a la negativa de los principales países consumidores a firmar los compromisos.
Veintiún años tuvieron que pasar para que los actores relevantes se integraran en un acuerdo para enfrentar algunos problemas ambientales en la más reciente COP 21. Al menos se han puesto de acuerdo en cómo enfrentar el control del calentamiento global (4) y aunque parece poco, se han dado importantísimos pasos en el reconocimiento de los problemas sociales de distribución de la riqueza y aprovechamiento racional de los recursos naturales, estableciendo las bases de cooperación internacional para enfrentar este grave problema bajo dicho reconocimiento. La COP 21 es un gran logro diplomático de la ONU y esperamos con vehemencia que sea exitoso en su propósito, pues de ello depende el bienestar de miles de millones de seres vivos del planeta.
Desde su nacimiento, la Fundación Tláloc ha hecho eco de los esfuerzos internacionales para enfrentar los problemas de sustentabilidad, traduciéndolos en acciones en el ámbito local. Adoptando los principios de la “Carta de la Tierraâ€, Fundación Tláloc ha creado el Decálogo Sustentable (5), una estrategia de acción dividida en diez temas claves para la sustentabilidad. Inicia con un compromiso individual de acción, ofrece consejos y medios de actividad inmediata en el plano individual; facilita la integración voluntaria a la red de colaboradores en las actividades organizadas por Fundación Tláloc en cada uno de los diferentes temas del decálogo y ofrece una plataforma de capacitación, que guía a los emprendedores para la realización de proyectos propios, su socialización y vinculación con otras iniciativas.
Afíliate a nuestro Decálogo Sustentable y forma parte del esfuerzo internacional por un mundo mejor desde tu localidad.